Te quiero...
Me dijiste te quiero
en medio de un dilce beso.
Ya estaba bañada en el sudor de la noche.
Mi cuerpo estaba frío. No importaba
yo tenía calor, y tú también.
El sol inundó la habitación
con su brillo divino.
Era pronto. Te miré durante minutos,
y nunca me cansaba de ello.
Me fui a preparar el desayuno.
- Buenos días cariño - me dijiste.
Que tonta fuí ¡ESTABA SOÑANDO!
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